Como moscas... eso somos, me decía un día el pequeño individuo de ojos negros y mirada intensa, tratando de buscar una respuesta en mi pero solo encontrando nada más que un “yo no sé". Pero mira, me dice con cierto aire a sabios de antaño, las moscas siguen una trayectoria como si supieran lo que hacen, tan firme parece su convicción que solo vuelan de un lado a otro, no en círculos sino que trayectos cortos como buscando algo pero teniendo claro, que no saben lo que es. Has visto cuando buscan la salida? como atontadas y sin pensar, solo buscando donde haya luz chocando una y otra vez con la misma ventana que muestra un reflejo de su esperanza una simple ilusión y se ven tan liberadas y arrancando tan rápido cuando por fin alguien abre esa ventana o corre la cortina para mirar si sigue lloviendo afuera.
Si... no sé, creo que la comparación es algo asquerosa, pero bueno tu tienes tu visión. Date cuenta!! Me volvía a replicar ese seño fruncido y ya los ojos desorbitados por mi desgano ante su observación sobre las “ personas”. Mira, vez cuando comen las sobras? cuando llegas con tu plato recién servido con la mejor sopa que has preparado y luego de volver a buscar una servilleta, la mosca ya la había probado sin preguntar siquiera que sabor tiene o si esta a la temperatura exacta,ella solo miró con sus mil ojos y se acerco al plato moviendo sus patas con deseo... no vez el parecido de lo que en verdad todos hacen? Solo les interesa algo que tener, que comer, no importa que, solo que sirva para vivir una vida de mosca, que más se puede pedir... esperar que terminen los tres días de vida de seguir en la basura, en el jardín o en el techo azul de mi dormitorio, para morir finalmente cayendo a un piso frío donde la basura te entierra en algún lugar que nadie recuerda.
Muy bien Diego si esa es tu comparación ahora anda a comer y lávate las manos que recién jugabas con tierra y si te creo, no me mires con esa cara... somos como moscas y moriremos como ellas.
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